Muy estimado Alcides:
En el mundo moderno, como dice el director del planetario de Caracas: “hoy en día millones de mujeres y hombres viven en las grandes ciudades, prisioneros del ritmo de sus vidas”. Con los actuales medios de comunicación masiva hay ruido, música, imágenes, cine, radio, televisión, por todas partes, y sin ninguna cosa que lo pueda regular.
Los psicólogos de la era industrial modifican todo lo que quieren con tal de vender tal o cual cosa, desde cepillos de dientes hasta votos para la presidencia. Así que contestar a la pregunta ¿qué manifestación artística induce al espectador a la experiencia estética con mayor facilidad? Y más específicamente -música o cine- me conduce a hacer abstracción de todo lo que ocurre en la calle, trabajo y escuela, para pensar en un espectador que ha decidido concentrarse en esa única función de –espectador-, es decir no veo que los programas de televisión o los videos de You Tube sean cine, ni que la música del radio del chofer del camión sea música. La sala o la recámara de la casa es algunas veces auditorio y algunas veces sala de cine.
El cine comenzó mudo porque apenas se había logrado el control sobre las imágenes visuales, más se hizo pronto necesario complementarlo con música, de tal modo que había orquestas atrás de las pantallas. No creo que la respuesta esté muy complicada; la música fue primero, la organización de los sonidos, hablar, cantar, llorar. El llanto es la primera experiencia estética. Cuando uno dice que una canción es muy bonita y que lo tiene a uno cautivado, lo que quiere decir es que los cantores están llorando por mi, me ahorran algo de angustia1.
Se necesita hacer una reflexión sobre la existencia, hacer preguntas es lo fundamental, y para esto se necesita disponer de algo de tiempo, ese es el tiempo del espectador. Y resulta que escuchar (oír con atención) música es actualmente de los mas sencillo que se puede hacer debido a la tecnología actual. La música entonces lleva ventaja ante el cine. La música es primero, y la música es rápidamente accesible. Pero el cine es más elaborado y requiere de más atenciones y cuando logró tener el control de las imágenes paso a agregarle el sonido, primero la voz y casi de inmediato la música. Y esto ha sido simultáneamente un gran avance y una desgracia. A mi modo de ver las cosas actualmente, el cine mudo y en blanco y negro, es decir, el cine original, obligaba al espectador a descubrir las ideas que estaban atrás de las imágenes, la secuencia de las tomas y su duración determinan el rigor de las ideas. Mientras mas se parezca a la realidad visual, agregándole el color y el sonido se pierde en abstracción. El espectador de cine puede ser víctima, entonces, de no pensar; fascinarse de lo fácil de la interpretación de la realidad mostrada en las imágenes sonoras y visuales. En la música un espectador atento tiene que construir las ideas sin más respaldo visual que su imaginación. Y en este sentido es la literatura quien definitivamente supera a la música y al cine. La imaginación tiene el poder de modificar la realidad, y esa es nuestra fascinación por lo artístico que es la estética de la inteligencia sensorial.
En el mundo moderno podemos escoger cada vez con mas facilidad, la música que queremos oír, el cine que queremos ver (y el oír incluido), y los libros que queremos leer. ¿Cómo seleccionarlos dentro de todo lo accesible? Distinguir lo esencial de lo accesorio, el grano de la paja, lo necesario de lo superfluo.
Hay que aprender a escoger. De todo el cuadrante de amplitud modulada en el radio, escogí 860 kilociclos Radio Universidad de México. Había mucha música sinfónica, y un programa de Juan López Moctezuma2 Panorama del Jazz (1960-1973) en medio de un mundo que todo lo quiere comercializar aparte de escuchar jazz leía párrafos de libros: … “nos sigue diciendo Julio Coll en su libro Variación es sobre el jazz”; lo busqué, lo encontré y lo leí. De esa lectura, que condujo a otras dos nació mi fascinación gusto y aprecio de ese tipo de música. De la lectura del libro “La forma en el cine” de Serguei Eisenstein nació mi verdadera afición al cine.
En conclusión, cada cosa que quiero hacer y deseo que salga bien, tiene que ser estudiada; y esto quiere decir que debe pasar por la lectura. ¿Cuánta? Toda la que se pueda conseguir, bien seleccionada.
Respecto a tu tercera pregunta, en 1975 hice un documental del barco escuela de la Universidad de Nayarit, con una duración de diez y siete minutos. Disponíamos de una cámara de cine S-8, sin sonido. En su estreno, mi amigo Roberto Barrón, a quien conoces, puso de fondo musical la quinta sinfonía de Ludwig Van Beethoven. El equipo de sonido era una de las primeras grabadoras de casete de uso casero. No paraban de hacer elogios al documental, el mérito es de Beethoven.
Espero haber abundado en el tema y que salgan más interrogantes de esta imaginaria controversia entre música y cine. Estoy espléndidamente halagado por esta tertulia epistolar.
Muchos saludos
Pepe
Notas.
- El auditorio nacional está lleno de espectadores Diego Ramón Jiménez Salazar, conocido como Diego el Cigala, que lo están viendo llorar, conmovidos y levemente distraídos por la música de una guitarra.
- Juan López Moctezuma fue un activo promotor del jazz en México, especialmente a través de programas de radio: “Condujo y produjo los programas Panorama del Jazz (el primer programa radiofónico dedicado enteramente al jazz en Latinoamérica, 1960-73), y luego otros.